miércoles, 13 de junio de 2012

Parecidos razonables

Siempre me han gustado las fotos. Imágenes con mil matices que pueden decir muchas cosas. Un instante, un momento, un flash... que capta una persona y que transmite la cámara.

Después, el recuerdo queda para siempre, y según el estado de ánimo me inspira diferentes sentimientos. La foto expresa lo que se ve y lo que no se ve y puede llegar a trasladarnos a otros lugares y a acercarnos en la distancia.

Desde que soy madre, nuestros hijos son mis improvisados modelos. Procuro que no se enteren, para que no se pierda espontaneidad, aunque no siempre es fácil llevando una cámara a cuestas. A ellos, niños del siglo XXI, les gusta verlas en el momento y he de ser disimulada para que no se den cuenta.

En cambio, yo prefiero contemplar el resultado con calma. Disfruto viendo como crecen, como sonríen y río con su frescura y espontaneidad, como niños que son. Fotos divertidas, tiernas, bonitas, sorprendentes, buscadas y no buscadas....todas me acaban emocionando porque despiertan en mi mil recuerdos.

El otro día me quedé con una: después de un dia intenso para todos y especialmemte para Martina, se quedó dormida en el sofá. Su imagen me inspiró y le hice una foto, esperando transmitir la paz que expresaba. Y el resultado, no me decepcionó.


Tranquila, serena y plácida...nuestro terremoto disfrutando de un descanso más que anunciado. Una foto especial para mi, llena de ternura....y que me ha transportado a mi infancia.
Esta imagen ha conseguido volverme a hacer niña y recordar cuando yo también dormía sin grandes preocupaciones. Me ha hecho recordar cuando mi padre, seguramente movido por el mismo instinto y sentimiento que yo, cogió su cámara y me hizo una foto muy parecida, disfrutando también del resultado.


Siempre me ha gustado. Mi padre la tituló "la conciencia tranquila" y no pudo estar más acertado.

Comparo las fotos y me gusta verme, por unos instantes, reflejada en Martina, recuperando esa inocencia infantil que a nadie le gusta perder. Es como si se repitiera la historia, 35 años después, a través de una foto que evoca buenos recuerdos y anima el deseo que Martina siempre disfrute de sus sueños. Como madre, haré lo posible porque nunca los pierda.

Txell.

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