miércoles, 25 de abril de 2012

Próxima publicación: "Saber perder"

El deporte, como muchas otras cosas, es un gran aprendizaje cuyo único objetivo no es el triunfo. Por el camino, nos acompañan grandes valores y es importante saber transmitirlos y tenerlos en cuenta, sobre todo con los niños. En unos días, nuevo post: "Saber perder".

Txell.

lunes, 23 de abril de 2012

¡Feliz Sant Jordi!

Mientras decido mi pròximo post, quería felicitaros el día de Sant Jordi, muy especial para nosotros.

Para ir creando ambiente, yo me he atrevido a descargar un libro en el Ipad, "Los juegos del hambre": experimento total, por la forma de lectura y la temática del libro. Y con los niños, hemos inventado, durante unos días, cuentos para dormir. Imaginación y creatividad infantil antes de dar las buenas noches, calentando motores para nuestra tradicional fiesta.

Hoy Jaume recibirá un libro sencillo sobre la leyenda y el caballero; Martina, uno de los viajes de Gerónimo, con sus aromas y fantasía....y Eduard, un libro que estoy segura que le va a encantar, de Rafel Nadal. Cultura en diferentes formatos para toda la casa. Espero que nunca se pierda.

Y, como no, reparto de rosas, un gran símbolo que significa muchas cosas. De momento, ya he recibido una en el trabajo, que se agradece, pero me esperan las más importantes.

Nada más, sólo os invito a disfrutar del día.






Txell

viernes, 20 de abril de 2012

A contracorriente

A veces pienso que me he equivocado de mundo. Siguiendo normas y pautas, parece que no lo estoy haciendo bien. Intentamos educar lo mejor que podemos a nuestros hijos, intentamos que sepan respetar y compartir y que sean unas personas honestas.

Pero el mundo no está por la labor: un rey que caza elefantes (seguro que nunca ha visto "Babar"), personajes corruptos y grandes falsificadores. Y a nivel más cercano, niños que pegan mientras sus padres miran para el otro lado, vista gorda llevada al extremo, invasión de mala educación y ninguna sanción. Cultura del esfuerzo en ayunas.

Mis hijos nos preguntan, muchas veces, por qué unos sí y otros no...y no sabemos qué contestarles. Empiezan a darse cuenta que la justicia no es un concepto que se aplica correctamente y, a nivel pequeño, comparan y les cuesta entender.

Difícil, el día a día en un entorno que no ayuda.

Por suerte, en este mundo tan complejo, todavía encontramos personas con ganas, que se esfuerzan por poner un granito de arena. Es entonces cuando piensas que quizá no estemos tan mal, que sólo hace falta el saber que somos unos cuantos y que, si seguimos empeñándonos en que esto cambie, podemos conseguirlo. Es nuestro reto creerlo, esforzarnos y pensar que un buen futuro para los nuestros tiene que dejar de ser una utopía.

Y mientras sigo con mis pensamientos que van más allá del día de hoy, río pensando en la inocencia de nuestro hijo Jaume, de cuatro años. Ajeno a las preocupaciones adultas, hoy, con gran ilusión, se ha puesto a escribir la carta a los Reyes Magos. Quizá sea la solución, si existieran. A lo mejor me animo y les escribo....Aunque como yo le he dicho, tardarán muchos meses, que ahora les da calor la capa...Así que, mientras tanto, os animo a seguir luchando a contracorriente, para que algún día el mundo se "cure" sin muchas tiritas.

Txell

domingo, 15 de abril de 2012

Día de lluvia

Después de unas intensas vacaciones de Semana Santa con los niños, en los que el tiempo no ha acompañado, he decidido anotarme una serie de normas, ítems y propuestas a tener en cuenta, para que el kit de supervivencia en un día de lluvia sea completo. Espero que, aparte de servirme, también sea útil para muchos de vosotros.

1- Desayuno.

La tristeza que da despertar con un día gris de lluvia puede compensarse con un buen desayuno, sobre todo en un día festivo. Un chocolate caliente hecho de forma tradicional es una buena opción para padres/madres arriesgados/as. Es una forma de entrenar a los hijos a esperar pacientemente, dosificando sus "¿Ya está?" mientras intentas que la leche no se te enganche en el fondo del cazo. Si combinas tranquilidad y cariño, el resultado suele ser espectacular, un subidón de disfrute para la familia, ya que todos nos convertimos en niños. Y nuestros hijos, inmersos en un momento dulce, disfrutan, olvidándose del mal tiempo y también de las manchas que salpican su cara, manos y sus pijamas. Y yo también me olvido de lavadoras y sólo pienso que es un buen comienzo para este día.

2. - Equipo básico de lluvia.

Botas de agua

A pesar de que hay quién dice que unas botas de agua son un accesorio totalmente inútil, para mí son un gran invento. La principal razón es que, con unos niños movidos como los nuestros, es imposible quedarse todo el día en casa, ya que corres el riesgo de encontrártelos colgados del techo a media tarde (o colgarte tú directamente). Por eso es importante que salgan a pisar charcos, con las botas más cantonas del mercado, para que se les vea bien. Martina las tiene de flores y Jaume, de Rayo McQueen (como no...), pero existen algunas más llamativas todavía. También es imprescindible hacer la vista gorda, ya que no sólo acabarán mojadas las botas, sino los pantalones y, con menos suerte, hasta las orejas, con o sin resbalón.

Paraguas.

Nunca me ha gustado ir con paraguas, pero entiendo que es algo básico, aunque yo lo he paseado más que utilizado. En el caso de los niños, la utilidad se resume en los primeros cinco minutos (si es que llega). Recomiendo comprarlo transparente, aunque sea menos vistoso, porque facilita la visión periférica.
En nuestro caso, el estampado de vaca de Martina le permite conducir con cierta soltura, sin chocarse ni meterlo en el ojo de nadie. Pero el de los Gormiti de Jaume, mezclado con su tozudez y edad, es un peligro: peor que un novatillo conduciendo sin parabrisas bajo una tormenta de nieve. Con el tiempo, he mejorado mi cara de póker y mis disculpas ante pisotones y atropellos.
Además, hay que tener en cuenta que la ilusión por aguantarlo y pasearlo se acaba desvaneciendo y el paraguas acaba rotando, girando y haciendo una serie de movimientos infantiles hasta acabar arrastrado por los suelos.

Otros complementos

Existen otros complementos opcionales, como el gorro o chubasquero, pero si no llama la atención o es de colores vivos, parece que no tiene el mismo efecto para los niños. Es como si todos los personajes de los dibujos animados salieran de paseo incrustados en el plástico y se saludaran entre ellos. A nosotros nos faltan estos accesorios, aunque la última vez nuestros hijos salieron de casa, convencidos, con gorra de Rayo McQueen (para variar) y gorrito de playa azul clarito con bolsito a juego. Auténticos para su madre, que siempre les encuentro una luz especial.

3. - Actividades para hacer en casa

Pinturas de la cara

Nuestros hijos tienen predilección por pintarse la cara. Cualquier fiesta, cualquier celebración, cualquier excusa es buena para acabar más que rotulados. Batmans, Spidermans, hadas, tigres, princesas y piratas...los lápices de colores y purpurinas siempre acaban invadiendo sus caras. Tengo mil fotos de todos sus looks y disfraces. Las últimas, un león con tintes de Bob Esponja y un tributo a Messi con bigote y barba. Listos, en un largo día de lluvia que parece que nunca acaba.

Juegos de mesa o cartas

Desde que los niños aprendieron a jugar al Uno, se organizan verdaderas competiciones en casa. Es como un maratón, en el que no puedes despistarte porque ellos, espabilados y atentos, están a la que salta. Con el tiempo, han aprendido que ganar no es lo único importante y hemos pasado del drama de los perdedores al "¿Hacemos otra?". Además, Eduard les ha enseñado a apuntar las clasificaciones en un papel y es divertido ver grandes letras y números con trazo infantil que se reparten en una tabla.
Me divierten estos momentos, aunque reconozco que puede llegar un punto en que las partidas se eternicen: nuestros hijos, como la mayoría de los niños, no tienen medida y siempre quieren más. Y aunque cedas, nunca es suficiente. En estos casos, la habilidad para desligarte sin cortar por lo sano es una virtud que reconozco que tengo que potenciar un poco más.

Aparte del Uno, que es el juego estrella de esta temporada en nuestra casa, hay otras variantes como el parchís (un clásico), la oca ( aburridísimo, aunque a ellos les encanta) y el bingo (con el binguero Jaume, que "canta" las bolas numeradas como nadie: por sí solo ya es un número...).

Manualidades.

Otro gran recurso para los días de lluvia son los trabajos manuales. Martina, gran aficionada a "Art Attack", siempre hace nuevas propuestas. Y yo me animo, según el día, y según lo guerrero que vea a Jaume, ya que pienso en las bolitas minúsculas de collares que pueden rodar por el parket, el pegamento en todas partes menos en el papel y los pinceles y pinturas repartidos por toda la ropa.
Con una buena supervisión y en un momento relajado del día, si es que lo encontramos, podemos llegar a hacer alguna "obra de arte" que después decora y da la nota divertida en paredes, habitaciones y comedor. No tan perfecta como las de la muestra, pero hecha con toda la ilusión.

4. Videos & Co.

En un día de lluvia no pueden faltar los vídeos. Los prefiero a los canales de televisión, porque puedes controlar mucho más lo que tus hijos están viendo, aparte de ahorrarte todo tipo de anuncios que invitan al consumo infantil; a veces es inevitable y sé que son niños del siglo XXI que siempre quieren más de lo que tienen (o tienen más de lo que necesitan y, en el fondo, quieren), pero se tienen que ir haciendo estos intentos.
Muchas veces cuesta ponerse de acuerdo en la película y son duras las negociaciones para llegar a elegir una al gusto de todos. A mí me sorprende: cuando éramos pequeños, una tarde de película ( fuera la que fuera) era una fiesta y todo nos hacía ilusión. En algunos momentos nuestros hijos conservan aquel entusiasmoque tenían sus padres por todo, criados en el respeto y el conformismo ( con un entorno que ayudaba mucho más) y reconozco que me emociono pensando que algo de lo que les enseñas, les queda ( el 10%, como alguien me dijo una vez). Pero otras veces cuesta mucho más y la persistencia se resiente, debilitada ante el impacto de la presión social que les aborda desde bien pequeños. Supervivencia parental y empeño, no hay otra.

Otras veces tocan pases de vídeos de cuando Martina y Jaume eran más pequeños. Les encanta verse, puro narcisismo infantil: sus caras más redondas, cuerpos achatados, movimientos de bebés y vocabulario limitado. Y yo los miro con nostalgia de abuela viendo pasar el tiempo, cuando todavía soy una madre viendo como crecen nuestros hijos.

Existen ocasiones especiales en las que no sirve ni la tele, ni los vídeos, ni los recuerdos, ni nostalgias...Pies en el sofá, saltos, pataditas, "me pongo en tu sitio, me has robado el mío"....es entonces cuando un cine, con paseo, botas y charcos, ayuda a despejar y a romper un poco con los planes caseros. Cambio de escenario, paraguas, y mucho valor es lo único que hace falta (¡mucha falta!). La pantalla gigante, la oscuridad y el olor a palomitas de los compañeros de butacas ( somos familia "sin palomitas", "raros avis") los dejan algo sedados, como mínimo media película. El resto, siempre termina con Jaume sentado en mi "falda" porque está cansado y/o Martina sufriendo en la parte triste y crítica que tienen la mayoría de películas infantiles. Y yo relativizando y pensando cómo era el cine sin niños: posiblemente me dormiría tanta tranquilidad.

Mención aparte recibe mi Ipad, canguro de lujo para niños 2.0 que lo utilizan sin ninguna dificultad, como todos los niños de su edad. Generación digital que permite un respiro a padres que intentan no desfasarse tecnológicamente, aceptando los cambios evolutivos de sus hijos. Y, sobretodo,sorprendidos de la immediatez de las cosas.
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Seguro que me olvido de muchos más consejos de supervivencia (pasteles caseros, playmobil, disfraces...), pero teniendo en cuenta que el día sólo tiene 24 horas, de las que más o menos, 14 están despiertos, la oferta de planes no está nada mal. No hace falta ponerlos todos en práctica, aunque aviso que es posible con niños movidos como los nuestros, que sólo aprovechan la noche para descansar.

De momento, miraré cada el día el cielo, esperando que el buen tiempo se aclare, aprovechando la luz y las actividades al aire libre, porque está claro que nuestros hijos son de exterior: es algo que llevan en los genes ( sobre todo, paternos).

Txell

miércoles, 11 de abril de 2012

Volteretas en las camas elásticas

Ésta es Martina. El vídeo es de las vacaciones de Semana Santa, pero podría ser cualquier día de la semana a cualquier hora. ¡Qué energía! Txell

viernes, 6 de abril de 2012

Pilas recargables

Nuestros hijos tienen una energía increíble. Supongo que como otros muchos niños, pero a mi me parece algo excepcional. Además, estos días de vacaciones, al estar mucho más tiempo juntos, lo he notado todavía más. Y en el blog también se nota, porque no tengo tiempo ni de escribir, ni de publicar.

Como cualquier otro día, hoy, viernes de vacaciones, se despiertan pronto: creo que tienen un reloj biológico adelantado. Y como siempre también, el día ya está puesto, aunque creo que sin llevar mucho tiempo. No diré la hora, pero hasta ahora había sido mi número de la suerte.

Pasando de 0 a 200 km/ hora, en menos de cuatro segundos, me "animan" a ponerme las pilas. No son como las suyas, está claro: las tienen de marca certificada. Y las mías, son de oferta de bazar chino de polígono.

Mientras yo sigo luchando contra los elementos, toca desayunar. Jaume me pregunta si quiero jugar al juego de las palabras: 4 años y descubrimiento de las letras, nos pasamos el día escuchando sonidos de vocales y consonantes que se enganchan.Le digo que en otro momento, tengo que concentrarme en atinar la leche en los vasos; ahora voy a 30 por hora por una carretera comarcal.

A pesar de las protestas, tiene recursos, y juega con Martina, sin parar de hablar, y preguntar. Y se dan abrazos y besos, y hacen más preguntas....y el volumen sube y sube....y los pies y las manos no paran de moverse y no paran quietos en las sillas... Y siguen con alguna discusión de hermanos y un "yo quiero galletas" con respuesta de "no, hoy tocan cereales", que animan la velada.

Cuando pienso que el ruido no va a parar, se logra algo de silencio. Disfrutando del desayuno y con la boca llena, es imposible seguir hablando, así que me dan algo de tregua para tomarme un café, que me acaba de activar. Descafeinado, que si no, me voy a poner histérica.

Acaban la leche y con más energía, se les ocurren mil actividades. En algunas nos incluyen, pero yo les pido un rato para arreglarme y ser persona, y logro que me respeten. Aprovecho para mirar el paquete de cereales y me parece que no hay sustancias dopantes, así que acepto que son así: rebosantes de energía. No voy a negar que me gusta la luz que desprenden, pero a veces creo que no estamos preparados para tanto trote.

El día transcurre siguiendo la misma tónica; no bajan la guardia. Son incansables y en mi cabeza resuena, ya sin ritmo, la canción de "No pares: ¡Sigue, sigue!". Y por supuesto, ellos siguen sin dejar de hablar (herencia materna, desde luego), corren, saltan, gritan, bailan, se abrazan y se pelean...son un tiovivo familiar, adorables terremotos que testean nuestra paciencia.

Como broche final del día y para acabar de probar su resistencia (o la nuestra) se nos ocurre hacer una excursión por el bosque, que acaba siendo más larga de lo que habíamos planeado inicialmente. Los niños disfrutan y hacen carreras, suben,escalan, saltan piedras, más carreras...no les importa la distancia y sólo paran para tomar tres galletas y agua. Suficiente para cargar sus baterías.

Esforzándome por seguir su paso y el de Eduard, me planteo si son de este planeta o soy yo la que me he equivocado de mundo. Estoy agotada, pero la dignidad es lo último que se pierde, así que le saco el último jugo a mis pilas oxidadas para ponerme a la altura.

De vuelta y llegando a nuestro destino, Martina, con una gran sonrisa y con cara de no haber parado en todo el día, me pregunta: "¿Puedo correr?". Y tras darle permiso, sale disparada, perseguida por Jaume, que intenta alcanzarla. Como si no hubieran hecho nada en todo el día... Los miro y no me lo creo, he subido un nuevo escalón en mi capacidad de sorpresa. De momento, esta noche,cenaré sus cereales aunque su edad...¡ya no la pillo!

Txell

miércoles, 4 de abril de 2012

Próxima publicación: "Día de lluvia"

En cuanto encuentre un minuto, publico cómo sobrevivir a un día como hoy con unos niños como los nuestros.


Txell