viernes, 20 de abril de 2012

A contracorriente

A veces pienso que me he equivocado de mundo. Siguiendo normas y pautas, parece que no lo estoy haciendo bien. Intentamos educar lo mejor que podemos a nuestros hijos, intentamos que sepan respetar y compartir y que sean unas personas honestas.

Pero el mundo no está por la labor: un rey que caza elefantes (seguro que nunca ha visto "Babar"), personajes corruptos y grandes falsificadores. Y a nivel más cercano, niños que pegan mientras sus padres miran para el otro lado, vista gorda llevada al extremo, invasión de mala educación y ninguna sanción. Cultura del esfuerzo en ayunas.

Mis hijos nos preguntan, muchas veces, por qué unos sí y otros no...y no sabemos qué contestarles. Empiezan a darse cuenta que la justicia no es un concepto que se aplica correctamente y, a nivel pequeño, comparan y les cuesta entender.

Difícil, el día a día en un entorno que no ayuda.

Por suerte, en este mundo tan complejo, todavía encontramos personas con ganas, que se esfuerzan por poner un granito de arena. Es entonces cuando piensas que quizá no estemos tan mal, que sólo hace falta el saber que somos unos cuantos y que, si seguimos empeñándonos en que esto cambie, podemos conseguirlo. Es nuestro reto creerlo, esforzarnos y pensar que un buen futuro para los nuestros tiene que dejar de ser una utopía.

Y mientras sigo con mis pensamientos que van más allá del día de hoy, río pensando en la inocencia de nuestro hijo Jaume, de cuatro años. Ajeno a las preocupaciones adultas, hoy, con gran ilusión, se ha puesto a escribir la carta a los Reyes Magos. Quizá sea la solución, si existieran. A lo mejor me animo y les escribo....Aunque como yo le he dicho, tardarán muchos meses, que ahora les da calor la capa...Así que, mientras tanto, os animo a seguir luchando a contracorriente, para que algún día el mundo se "cure" sin muchas tiritas.

Txell

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